Redacción Santo Domingo
La creciente de los ríos Pilatón y Tandapi anegó a 30 viviendas de la parroquia Manuel Cornejo Astorga, del cantón Mejía (Pichincha).
Una de las propiedades más afectadas fue la de Rosario Valdivieso. El río Tandapi cruza por la parte posterior de su vivienda de adobe y tejas. “La creciente se llevó cuatro chanchos, 40 cuyes y 30 gallinas, incluidos los corrales y chancheras”, contó con desesperación Luz Villafuerte, madre de Valdivieso.
Otra afectada fue Carmen Quishpe, de 47 años. El río Pilatón destruyó el patio trasero de la casa. Una fuerte correntada arrasó el área.
“Antes tenía una casita de madera y hace menos de dos años construí esta casa de bloque, que ahora se quiere llevar el río”. Ella también perdió todos sus animales de corral, sus enseres y sus electrodomésticos.
Elvia y Luis Quishpe también quedaron damnificados. Ellos tienen su casa en lo que era una playa, a orillas del Pilatón. Ahora, en el lugar, solo quedan grandes piedras y troncos.
Estas familias esperan la ayuda del Gobierno, sobre todo para reforzar los cimientos de las casas afectadas por la crecida de ambos afluentes. Además, un aluvión puso en riesgo a más familias, a un costado de la vía a Santo Domingo.