Lesiones oculares y auditivas, amputaciones y quemaduras profundas. Esos son los diagnósticos de dos hospitales de niños de Guayaquil que atendieron 28 casos de menores, afectados por la manipulación de petardos durante el feriado de año nuevo.
Una niña de 10 años perdió un ojo a causa de un silbador; ocurrió en el Guasmo Sur, en Guayaquil. Mientras que un pequeño de 11 años sufrió la amputación de dos dedos de su mano derecha por la explosión de una camareta en el cantón Naranjito (Guayas).
Ambos permanecen en la unidad de quemados del Roberto Gilbert, de la Junta de Beneficencia. Este pediátrico ha reportado hasta ahora ocho pacientes y esperaban otras derivaciones.
El Francisco de Icaza Bustamante, del Ministerio de Salud, atendió a 20 niños, ocho más que el año pasado. Jaime Romero, jefe de la unidad de quemados, explicó que todos los pacientes llegaron el 1 de enero y en su mayoría sufrieron lesiones al hurgar en los restos de monigotes, donde hallaron petardos sin detonar.
15 niños tiene quemaduras de tercer gado y otros tres pasaron por evaluaciones oftalmológicas para determinar problemas auditivos y visuales.