25 plantas nativas se estudian en Quito

Redacción Quito

La necesidad de tener un centro de producción de plantas con altos niveles de calidad que permitan cubrir la demanda para los planes de arborización de Quito impulsó la creación del primer Centro de Investigación Ambiental en Cununyacu (CIAC), en el nororiente de la urbe.

Actualmente, los dos viveros a cargo del Municipio de Quito (Cununyacu y Caupicho) producen alrededor de 300 000 plantas por año. Así lo explicó Adriana Loaiza, jefa de diseño de la Gerencia de Parques y Jardines. “La meta es llegar a producir 1 000 000 de plantas por año para abastecer los programas de arborización y reforestación a escala local y nacional”.

El trabajo
El proyecto se implementó en noviembre de 2008 con la cooperación del Gobierno de Japón y la Empresa Municipal de Movilidad y Obras Públicas de Quito (Emmop) con una inversión de USD 175 600.
El CIAC recibe estudiantes universitarios que quieran desarrollar proyectos de investigación en las áreas de agronomía, biotecnología y estudios forestales.
En el Centro de Investigación Ambiental Cununyacu trabajan 20 personas, entre investigadores y personal operativo.

El proyecto también busca conservar especies vegetales que están en peligro de extinción y además promover la proliferación de especies nativas. “La idea es que a largo plazo los espacios verdes de Quito se llenen de plantas nativas”, comenta Loaiza.

La primera fase del proyecto se centró en la propagación del aliso, un árbol nativo que crece entre los 2 800 y 3 200 metros en la Sierra ecuatoriana. Para eso, “fue necesario identificar y recolectar las semillas de esta y otras 24 especies que están incluidas en el proyecto”, explica el ingeniero Segundo Aguilar, del CIAC.

Las semillas se conservan en un banco  por un período de seis años. Pero antes  son seleccionadas y sometidas a pruebas de control de calidad

El resto de las semillas es cultivado de manera natural en el vivero y luego es utilizado en los programas de arborización de la ciudad. Según la Gerencia de Parques y Jardines, entre octubre de 2008 y junio de 2009 se sembraron 30 000 plantas, de las cuales 11 900 son exóticas y 18 100 corresponden a especies nativas como el aliso, arrayán, jacarandá, arupo, entre otras.

Otro  porcentaje de semillas va al laboratorio de micropropagación, donde se realizan ensayos de cultivos en ambientes controlados. “Esto permite establecer de una manera científica los factores que influyen en la reproducción y crecimiento de las especies nativas”, afirma el biotecnólogo Cristian Reyes.

Hasta ahora, los resultados de las investigaciones han permitido establecer un protocolo de reproducción clonal del aliso, que está en proceso de validación.

La importancia de empezar a trabajar con esta especie nativa es su valor agroforestal y su uso en la estabilización de taludes. Reyes afirma que la escasez de materiales de cultivo y otros instrumentos que se utilizan en los ensayos incrementan la contaminación de las muestras.

Una vez concluidos los estudios se podrá mejorar la calidad de la semilla y la probabilidad de sobrevivencia de las plantas sembradas. Luego se podrá aplicar  en otras especies vegetales. 

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