Redacción Quito
La noticia no era desconocida para ningún comerciante ni pasajero que llegó ayer a la terminal terrestre Cumandá, ubicada en el Centro: hoy se cierra la estación y desde mañana empezarán a operar las terminales terrestres de Quitumbe y Carcelén.
La construcción del Cumandá se contrató en 1977 con la compañía israelí Solel Boneh International en un monto de 335 millones de sucres. Sin embargo, los trabajos concluyeron en agosto de 1986, en la alcaldía de Gustavo Herdoíza. Así lo relata el libro de Fernando Carrión ‘El proceso urbano en el Ecuador’.
Sin poder contener sus lágrimas, María Pavón, de 50 años, recuerda que en su juventud ya vendía confites a los viajeros que llegaban a Cumandá. Ella cuenta que la terminal ya operaba en 1983, pero debido a la construcción de la infraestructura se trasladaron a El Recreo, en el sur, y cuando terminó la obra regresaron a Cumandá.
“Esta terminal es mi casa. Aquí crecieron mis hijos. Lo más triste es saber que ya no volveré y no se qué futuro me espera en la nueva estación de Quitumbe”, dijo Pavón, vecina de la Loma Grande.
Esa misma incertidumbre sienten los 317 socios vendedores que tiene Cumandá. Rosalía Guerrero, presidenta de la Asociación de Comerciantes de Terminales Terrestres, pide que el traslado hacia Quitumbe y Carcelén se dé en igualdad de condiciones. “Aquí pagamos USD 14 mensuales por ocupar el puesto y esperamos que allá vayamos con iguales garantías”.
Los socios afiliados a las cuatro asociaciones de la terminal Cumandá tienen asegurados sus puestos en Quitumbe y Carcelén. Empero, la situación no es la misma para los propietarios de hoteles y restaurantes, ubicados en la av. Maldonado y en los alrededores de la terminal del Centro.
“El Municipio no ha venido a dialogar. Todo lo que sabemos es por los medios de comunicación”, refiere Víctor Hugo Ojeda, dueño del hostal Loja.
Para las 00:00 de hoy estaba previsto que los comerciantes empiecen a empacar sus pertenencias y productos hacia las nuevas instalaciones. La operación en las nuevas terminales se inician desde hoy. El acto de inauguración se realizará en la terminal terrestre Quitumbe, a partir de las 18: 00.
Ojeda pide que en las instalaciones que quedan se construya un buen proyecto para que se potencien sus negocios. “Los ingresos han disminuido y como no sabemos qué pasará, tuve que despedir a dos empleados”.
Marisol Cadena, propietaria del restaurante El Paso del Viajero, ubicado en la calle Morales está preocupada. “Si se va la terminal los policías tienen que quedarse. De lo contrario, la delincuencia va a ser peor y los extraños se apoderarán de estas instalaciones vacías”.
Edmundo Arregui, gerente de la Empresa de Desarrollo Urbano de Quito (Innovar) a cargo del proceso de transición, señala que los vendedores y vecinos del Cumandá deben estar tranquilos y sentirse satisfechos de la regeneración de esa zona. “La seguridad va a mejorar. Las autoridades garantizarán que así sea”.
Según Arregui, ya está diseñado el proyecto que se va a hacer cuando salga la terminal. Se trata de convertir esa zona en un área verde que tendrá conexión con el parque lineal Machángara. Mientras que, en las instalaciones se construirá un parqueadero, con alrededor de 1 000 plazas
Los trabajos, según el anuncio, estarán a cargo del Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural (Fonsal). No obstante, esto deberá ser ratificado por la nueva administración de Augusto Barrera, la cual, asimismo, tendrá que ser analizado por el nuevo Concejo.
Los choferes, en protesta
La Unión de Transportistas de Carchi pide al Municipio continuar operando desde la terminal Cumandá, en el centro. El gremio, que agrupa a siete cooperativas, realizó ayer una protesta en la nueva terminal terrestre de Carcelén, en el norte.
Rolando Puente, gerente de la Cooperativa San Cristóbal, señaló que la estación no está lista. “El Municipio quiere inaugurar la terminal por temas políticos, pero las obras no concluyen”.
A la protesta también se sumaron ayer representantes de los 26 comerciantes que deberán trasladarse hacia esta estación. Rosalía Guerrero, una de las comerciantes, no está conforme con los espacios asignados. Señaló que las instalaciones son muy pequeñas.
El alcalde Andrés Vallejo señaló ayer que no tiene problemas en conversar con los transportistas, pero no se dará marcha atrás al cierre definitivo de Cumandá. “Es ilógico que luego de hacer una inversión tan grande en las dos terminales se opere solo desde una. Las boleterías estarán listas”.
Punto de vista. Xavier Dávalos/ Arquitecto
‘Era un relleno’
La construcción de la Terminal Terrestre Cumandá se contrató en 1977, en la época del alcalde Sixto Durán Ballén. Para edificar la terminal hubo que hacer varios análisis de suelo, fue un trabajo bastante duro porque ese sitio era un relleno de la quebrada Jerusalén.
En ese tiempo era indispensable para la ciudad tener una terminal de buses porque no existía. Los pasajeros tomábamos el transporte en la Villa Flora, la 18 de Septiembre y la Portoviejo.