Redacción Quito
Los recicladores no demandan la afiliación al seguro social. Lo único que exigen es tener más tiempo para recoger el material útil de la basura que llega hasta la Estación de Transferencia de Porotohuaico, en el norte.
225 personas, quienes pertenecen a la Asociación Artesanal Nueva Vida, se dedican al reciclaje de papel, cartón, plástico y vidrio en la Estación de residuos sólidos no. 2, desde hace cuatro años. Ellos tienen entre cinco y siete minutos para clasificar la basura. Los recolectores de la Empresa de Aseo (Emaseo) y de Quito Limpio depositan los desechos en un galpón.
La ET2 abrió en 2005
Fundación Natura está a cargo de la administración de la Estación de Transferencia no. 2 (ET2)
desde 2005. El contrato concluye en junio de 2010.
Natura tiene tres subcrontratistas para el manejo de los residuos en la Estación de Transferencia. Uno para el control de olores, otro para vectores (ratas, moscas) y otro para la supervisión de maquinaria.
El Municipio paga USD 65 000 mensuales a Fundación Natura por el manejo de la ET2. La Fundación tiene una ganancia de USD 8 000 al mes.En ese momento, una veintena de recicladores, vestidos con overoles, chalecos reflectivos, guantes y cascos se abalanza rápidamente sobre el cúmulo de desperdicios en busca de los materiales reciclables. Los obreros deben lidiar con un fuerte olor putrefacto y con los líquidos de la basura que se escurren entre las fundas de desechos.
Las manos de Esperanza R., quien trabaja en este lugar desde 2005, escarban ágilmente los desperdicios para recolectar todo tipo de plásticos. “Esto es lo más fácil de encontrar entre la basura”. Pero antes de que la mujer, de 58 años, logre concluir su labor, una retroexcavadora acelera frente a ella.
El tiempo para recolectar concluye, y los desechos son empujados por la pala mecánica hacia un tractocamión que se lleva los desechos al relleno de El Inga.
Eliana Rojas, gerenta del proyecto, a cargo de Fundación Natura, afirma que hasta este lugar llegan hasta 1000 toneladas diarias de basura. Asegura que los trabajadores, luego de clasificar el material, lo pesan para después cobrar un sueldo semanal.
Para María Clemencia Pérez, quien también trabaja en este lugar, el tiempo que tienen para escoger el plástico es insuficiente para recolectar los materiales. “A nosotros nos pagan según lo que recolectemos. Entre más reciclamos, más ganamos”.
Álex Pillalaza, supervisor de Fundación Natura, dice que antes los trabajadores tenían 15 minutos para recoger el material, pero con el aumento de la flota de recolectores que llegan al sitio, el tiempo se acortó.
Geovanny Chango, miembro administrativo de la Asociación y ex reciclador, afirma que cada trabajador recibe un sueldo semanal de acuerdo a la cantidad de material que recicla. Los obreros no son afiliados al Seguro y tampoco tienen un horario.
Por ejemplo, por cada kilo de pet (plástico) se paga USD 0,12. De ese dinero, USD 0,02 es un aporte obligatorio a la Asociación. “Aquí se trabaja de acuerdo a lo que se necesite ganar. Algunas personas ganan hasta USD 80 a la semana”.
Pérez comenta que ella recibe hasta USD 20 semanales y trabaja hasta 10 horas diarias, de lunes a viernes. “Cuando necesito más dinero trabajo más horas y los sábados y domingos”.
Pero la mujer, quien se dedica al reciclaje, desde hace 25 años, afirma que sus condiciones laborales han mejorado. Ella antes laboraba, junto a otras 300 personas en el botadero de Zámbiza. “No había reglas, ni protección. No usábamos cascos ni mascarillas. Y nos peleábamos por conseguir material”.
María N. también recuerda que eran víctimas de estafadores. “Nos daban unos papeles para reclamar el dinero, pero nunca regresaban”. Ambas no exigen la afiliación al Seguro Social, pero piden que las palas mecánicas les den más tiempo para recoger la basura. “Vivimos de lo que recogemos, por eso es necesario tener más tiempo”.
Punto de vista
Fernando Guerrero/ Sociólogo
Los ingresos no han mejorado
Las condiciones laborales de las personas que trabajan en el reciclaje de basura de la Estación de Transferencia en Porotohuaico mejoraron. No obstante, sus ingresos no lo han hecho.
Una de las ventajas de la regulación en el reciclaje es que las autoridades pudieron erradicar el trabajo infantil del botadero.
El reciclaje bajo techo y la vestimenta y accesorios también ofrecen mejores condiciones para su trabajo.
Las familias percibían mejores ingresos porque sus hijos también participaban de las labores. Otra de las desventajas es que ahora no comercializan directamente el material reciclado.