Redacción Cultura
Pina Bausch y Merce Cunningham fallecieron en 2009 y cubrieron de luto a la danza contemporánea.
Ambos maestros, dueños de una muy especial manera de encarar el movimiento, crearon escuela y reinventaron la expresión del cuerpo, en un siglo atravesado por el conflicto del ser humano con el mundo y con sus pares.
Más obras en escena
Jesucristo Superstar’, de Andrew Lloyd Webber, llegó de la mano de la familia Terán. La pieza tuvo dos temporadas, una en el Sucre, otra en el Teatro Nacional. El público acogió con beneplácito esta obra compleja por el número de actores en escena y por la calidad musical.
‘Amante a la antigua’ es un musical producido por Cristian Valencia que retomaba canciones románticas de los últimos 30 años.
‘High School 2’ se puso en escena en Guayaquil con el elenco de Danzas Jazz. Miguel Salem dirigió la franquicia. En el Puerto Principal la obra recibió aplausos y buenos comentarios críticos.
En el país, sus enseñanzas se recordaron; bailarines y coreógrafos hicieron una pausa para repensar la danza, para comprender su significado, para enfrentar la creación de poéticas propias y significativas.
En ese marco, un valioso aporte fue el realizado por la revista de artes escénicas El Apuntador, cuyos directivos organizaron Diálogos en danza, una muestra y una serie de encuentros que reflexionaron sobre la creación.
En su segunda parte, Diálogos trajo a la capital al brasileño Marcelo Evelin.
Dentro de los estrenos, el más destacado del año corresponde a la Compañía Nacional de Danza, con ‘Una puerta’. La coreografía del cubano Jorge Alcolea trajo nuevos aires para refrescar la concepción del movimiento en escena del país. La labor del elenco, bajo la dirección general de la maestra María Luisa González, incluyó una gira nacional para fortalecer a los nuevos públicos y presentaciones en el exterior.
La otra gran agrupación del país, el Ballet Ecuatoriano de Cámara, liderado por Rubén Guarderas, puso en escena una adaptación del cuento clásico ‘La bella durmiente’ y dio mayor actividad a sus elencos hermanos: el Ballet Metropolitano y el Ballet Contemporáneo.
Otros estrenos de importancia durante el año, dentro de la danza contemporánea, fueron: ‘En el principio’, de Tamia Guayasamín; ‘Retorno al ser’, del Grupo de bailarines independientes de Quito y ‘Viendo doble’, un experimento dancístico dual, interpretado por el ecuatoriano Esteban Donoso y la alemana Sonja Augart. Arturo Garrido regresó a los escenarios del país con ‘El coyote del olvido’ y Marcelo Murriagui lo hizo con ‘Memorias del olvido’.
La danza española se representó en ‘Carmen’ de Eptea, ‘Las lunas de Lorca’ de la CNDE y ‘Amor brujo’, un show ejecutado por Danzensamble y Fusión Flamenco. El festival de danza más importante del país, ‘Mujeres en la danza’, organizado por Susana Reyes y Moti Deren, completó su séptima edición con una cartelera variada, que se desarrolló entre dificultades económicas; sin embargo, el festival mantuvo la calidad de otras ediciones.
‘Manuela y Bolívar’ presentó una reposición en el Teatro Sucre. Esta vez, la dirección escénica fue responsabilidad de Chía Patiño, actual directora de la Fundación Teatro Nacional Sucre.
Asimismo, ‘Handel 2.0’ y ‘Olimpópera’ fueron piezas que lograron hacer más accesible el mundo de la ópera y la música académica. La española María Elena Mexía fue su directora, quien cumplió un trabajo consistente en el año que pasó.
Finalmente, ‘Pinocho’, de Arten3, puso la cuota del musical infantil en las fechas próximas a la Navidad. Hubo cientos de niños y jóvenes que lo disfrutaron.