Redacción Sociedad
Bajo un intenso sol, Rosario Simbaña, de 72 años, caminó hacia las oficinas del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), en el Centro de Quito.
El recorrido se le hizo largo porque el bus la dejó 12 cuadras más lejos. Se moviliza sola desde su casa, ubicada en el sur de la ciudad, por el Registro Civil. La osteoporosis y una desviación en su columna no le permiten caminar derecha sino jorobada. Usa un bastón y cada cinco pasos debe descansar por el dolor.
Los beneficios del bono
En Pichincha se receptaron
40 000 registros para el bono, de los cuales hasta fines de diciembre se visitarán 25 000 solicitantes. Hasta febrero se aspira a cubrir 17 000 hogares más.
Si la persona califica al bono de desarrollo, debe esperar máximo 15 días para efectuar el cobro, por el proceso de digitalización y envío de los datos a la red bancaria del país.
Si el solicitante califica al bono automáticamente también es beneficiario del resto de programas sociales del Estado, como Aliméntate Ecuador, Socio Vivienda o Socio Bosque.Al salir del MIES no contiene las lágrimas, debe esperar hasta febrero para conocer si califica o no al bono de desarrollo humano, de USD 35. “Me dijeron que venga en septiembre, en octubre, en noviembre y nada…”. En agosto aplicó al registro social. Este es un catastro nacional de información individualizada, que permite identificar la condición socioeconómica de las familias y personas que solicitan el bono.
Se lo hace a través de la página www.mies.gov.ec o llamando al 1800 272727. Luego del registro el MIES debe hacer una inspección a los domicilios para verificar la información.
Rosario no entiende y en el MIES no le explican por qué no le han hecho la visita y cuál es la razón de la demora. Teme que no califique al bono. Ella vive sola en dos cuartos que le cedió su única hija, a quien no ve.
Su estado de salud no le permite trabajar y subsiste con menos de USD 2 diarios de la ayuda de los vecinos. En la Clínica del Deporte recibe gratuitamente rehabilitación para su columna, pero necesita diariamente para el pasaje del transporte urbano.
Otro caso es el de María Josefina Yupa Paredes, de 97 años, y el de su hija Luzmila Espinoza, de 56. Aplicaron al bono, pero hasta la fecha no tienen respuesta alguna. Las dos viven solas en el sector de Conocoto Alto (suroriente de Quito). Luzmila, con discapacidad visual en el ojo izquierdo, trabaja tres días a la semana en una casa, gana USD 5 diarios.
María Josefina pasa el día sola, no escucha y casi no ve. Su sobrina Norma Palaquibay solicitó en el mismo período el bono para su hijo, Luis Clavijo, quien perdió una pierna en un accidente de tránsito, tampoco tiene noticias.
A Concepción Morocho, de 54 años, también le dijeron que esperara hasta febrero. Ella desde hace un año no tiene un trabajo fijo, vive co su hija de 22 años.
Ante esta preocupación Reynaldo Cervantes, subsecretario de Coordinación Social, explicó que quienes se registraron entre julio y agosto serán visitados hasta diciembre, y
quienes se registraron entre octubre y noviembre lo harán hasta febrero.
Las inspecciones empezaron el 21 de octubre. Se inició por las zonas urbanas. Al momento hay 340 000 registros para el bono en el país, de estos se prevé visitar 180 000. En febrero se realizarán nuevas brigadas para cubrir al resto de personas. Al día hay un promedio de 2 000 registros.
Las personas que requieran conocer sobre su trámite deben llamar al 1800272727, allí están en la obligación de brindar información, según Cervantes.
El MIES analiza flexibilizar los criterios de pobreza con las personas de la tercera edad y con discapacidades. Actualmente la línea está debajo de los 36 puntos en una escala del 0 a 100.