Redacción Cuenca
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Su cuerpo está cubierto de harina de trigo. José Luis Pichizaca viste un overol que, por la harina, perdió su color azul.
En su cabeza tiene un pañuelo rojo y su rostro trigueño luce pálido por la harina.
2 proyectos se alistan
Según los datos de la asociación, antes del fenómeno migratorio (unos 15 años) se producían unas 170 hectáreas de cereales. En la actualidad son 90. La Asociación de Productores Artesanales de Semillas Mushuc Yuyay recibió capacitación en manejo empresarial, marketing y manejo de alimentos por parte del Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio.
Además de esa institución, la Asociación recibe apoyo de entidades como el Municipio y la Prefectura de Cañar.
Según Luis Pichizaca, las instalaciones de la planta de procesamiento no prestan las condiciones suficientes para desarrollar la labor. Por ello espera tener otro centro de acopio y de producción de las harinas en 2010.
Trabaja en la planta de procesamiento de la Asociación de Productores Artesanales de Semillas Mushuc Yuyay (pensamiento nuevo), en Cañar.
Además de administrar la planta, se encarga de procesar los granos que llegan de 100 campesinos, que venden su producción.
María Chimborazo ayuda a Pichizaca a colocar el trigo en la moledora industrial, para obtener los dos quintales que necesitan para vender. Ella
luce un sombrero blanco y viste una falda azul adornada con tejidos de flores rojas y blancas.
Un sol intenso abriga al cantón Cañar que, por lo general, es de clima frío. Ella solo llevaba un ligero saco rosa y un chal. Pichizaca y Chimborazo trabajan cuatro años en esta organización, que está conformada por 10 miembros.
La asociación se dedica a dos negocios y emprenderá el tercero. El primero se relaciona con la elaboración de harinas de granos andinos como el trigo, la cebada, maíz, haba… “Son unos 10 cereales con los que trabajamos”, dice Pichizaca.
Esta iniciativa nació con la idea de que los pequeños productores de granos andinos no vendan su producción a intermediarios sino a esta planta. Hace cinco años, recuerda Pichizaca, los intermediarios pagaban USD 15 por el quintal de cebada. “El agricultor perdía demasiado dinero”. Ahora, esta planta cancela a los productores USD 28.
Así, el agricultor tiene una ganancia de USD 6. El costo de producción de cada quintal es de USD 22, dice Pichizaca. De septiembre a enero se considera la temporada más alta de producción. En esos cinco meses se recolectan unas 10 toneladas, un promedio de dos al mes.
Mushuc Yuyay procesa los granos y los convierte en harina, que se comercializa en los mercados de Cañar, Azogues y Cuenca, bajo la marca Hally Micuna (comida buena). Esa marca está en el mercado desde hace seis meses.
En la actualidad se venden unos 30 quintales cada mes y en ocasiones se sube a 40 cuando hay pedidos específicos de clientes. Esta asociación cañarense tiene un ingreso mensual de USD 1 500 por la venta de estas harinas. Este dinero se reinvierte en materia prima y gastos administrativos.
La asociación, en su aporte social, pretende para 2010 recuperar los sembradíos de chochos, amaranto y quinua que, hace 20 años, se producían en la zona de Tucaita, en Cañar. Allí se asientan 15 comunidades y 1 000 familias. Para ello introducirán semillas de esos granos en las comunas y les brindarán capacitación y asistencia técnica en esos nuevos sembradíos.
El segundo negocio de la asociación es una plantación de hortalizas. José Manuel Guamán, administrador de la finca de la organización, tiene dos hectáreas. Allí se cultivan col, coliflor, brócoli, cebolla… Cuatro personas se encargan del cuidado de las plantaciones.
La cosecha de estas plantas se vende a intermediarios en los mercados cercanos de Cañar y El Tambo. El objetivo a futuro, dice Guamán, es eliminar los negocios con esto compradores y encontrar clientes propios. “Estamos intentando vender a hoteles en Cuenca o Azogues para que nuestra venta yo no dependa de intermediarios”.
La venta de cuyes es el negocio que se espera iniciar en los primeros meses de 2010. Ya se compraron unos 120 animales en la Sierra centro, que llegarán al criadero cuando su construcción esté terminada.
Esta agrupación invirtió USD 12 000 en esa compra. Los fondos son de un crédito que hicieron en una cooperativa. En estas instalaciones se podrá faenar y habrá cuarto frío para mantener las carnes frescas.
La intención es que los productores pequeños de la zona abastezcan de cuyes a la asociación. Por eso ya se ultiman detalles con 26 productores para que tengan sus galpones y buscar más mercados para la venta.
Pichizaca sigue convirtiendo los granos en harina.