3 018 cubanos se nacionalizaron ecuatorianos y ya tienen pasaporte

Unidad de Investigación
investigacion@elcomercio.com

Juan  González renunció al Ejército  cubano en 1998. Sirvió en las filas militares de ese país durante  tres  años. Su  padre, un mensajero de guerra, le    inculcó desde pequeño  el amor  por el  uniforme.    
  
“Hasta 1988, los ingresos económicos en Cuba alcanzaban para vivir y había  productos rusos”, dice González. Luego, la economía en la Isla mermó  y “dejé la vida militar para buscar nuevas formas de subsistencia”.

Críticas  a las medidas
Posible discriminación.   El cubano César Castellón, quien está desempleado y actualmente  vive en el norte de Quito, dice que frenar los matrimonios con ecuatorianas es discriminatorio. Compara esta situación con la facilidad que tienen los homosexuales en algunos países europeos que les permiten casarse sin impedimentos.     
Exigen el mismo trato.   Goarlis Arias, quien es guardia de seguridad, dice que los cubanos se merecen el mismo trato que el Gobierno ecuatoriano dio  a los ciudadanos de Haití, quienes recibieron la nacionalidad por razones humanitarias.

Hasta el  2009 trabajaba oficialmente como técnico en electrónica. Pero su taller era solo una fachada:  en realidad se dedicaba a la compra y venta de carros usados. “En Ecuador es una actividad como cualquier otra. En Cuba  es un delito”.

Ante la serie de controles del Gobierno castrista y el temor de una retaliación de los   Comités de Defensa de la Revolución (CDR),  González decidió dejar Cuba en el 2009. Dos años antes, en su barrio empezó a circular con fuerza un rumor:  el nuevo ‘sueño americano’ no solo estaba en EE.UU, sino también en Ecuador, donde se eliminó el  visado como requisito de  ingreso.

En el 2007, la Dirección de Migración registró el ingreso de  4 713 cubanos y la salida de 4 746. En el 2009 la cifra de visitantes de la Isla llegó a 27 114  y hubo 23 147 retornos. Eso significó que 3 967 cubanos se quedaron en Ecuador. Principalmente en Quito y Guayaquil.

González arribó en septiembre, en la  aerolínea ecuatoriana Tame. En el avión había 180  pasajeros cubanos. En vista de la gran demanda, actualmente hay     vuelos diarios de Cuba a Quito, en las empresas Copa y Tame.

En el aeropuerto Mariscal Sucre, de Quito, los trabajadores ubican rápidamente a los cubanos por  su  ‘pinta’. En general, usan ‘jeans’ manchados y camisetas ceñidas de colores   vivos.

“Algunos cubanos son groseros, se meten arbitrariamente a la fila y eso incomoda al resto de pasajeros”,  dice   una policía de Migración. Incluso hubo algunos escándalos. El 1 de enero dos  viajeros llegaron ebrios, se les negó el ingreso y trataron de agredir  a los guardias de seguridad, comentó  un  vigilante  privado.       

Buena parte de los isleños  vienen  con varios objetivos: nacionalizarse para dedicarse al comercio, montar un negocio propio o viajar a otros países.

 “Llegan a Quito  con una maleta de mano, pero  cuando abandonan el país cargan  hasta cinco bultos grandes, llenos de ropa, bisutería, artículos de higiene personal y electrodomésticos pequeños como radios, televisores, MP3, entre otros”, relata  un empleado  de la terminal.

Por eso, a quienes se dedican a esta actividad se los conoce como los ‘maleteros’.  Ellos revenden prendas en Cuba. Un pantalón que cuesta en Ecuador USD 15, por ejemplo, se oferta  en La Habana hasta en  USD 30. “La gente prefiere la ropa ecuatoriana porque es de mejor calidad, es más bonita y se vende a plazos”, cuenta  González.  La venta es clandestina, solo  las tiendas estatales pueden comercializar.

Eso disparó la  demanda de artículos importados,  según el cubano Julio C., quien  llegó  hace un año. Hoy es  uno de los principales comerciantes de ropa interior. Sus proveedores están en los  Centros Comerciales del Ahorro en Quito. Cada tres meses viaja a Cuba. “En mi país la ropa íntima es la misma para todos. No hay boxers o modelos llamativos, por eso se vende muy bien”.

En el último viaje llevó mercadería valorada en Ecuador en USD 1 000.  Para el próximo desplazamiento   invertirá el doble.

Ximena  Chisaguano tiene un local de ropa femenina en el Centro Comercial El Tejar. Para ella   los cubanos son clientes preferenciales. “Pagan en efectivo y compran por docenas”.

Para garantizar su residencia permanente en este país, la mayoría de caribeños concretó matrimonios arreglados desde 2008,  según   la Policía Judicial. 

En el 2007, la Dirección de Registro Civil registró   88 matrimonios entre  cubanos y ecuatorianos; 1 796 durante el 2009 y en  lo que va del año,  136.

En el 95% de los casos se puede presumir que fueron matrimonios arreglados previamente por dinero, comenta  Antonio Mancheno, coordinador de entrevistas del Registro Civil .

En vista de la serie de anomalías presentadas, desde  junio del 2009 el Registro Civil  empezó a tomar medidas: exigió que para casarse un extranjero debe  estar, al menos, seis meses en el país.

El ex militar González vive en Carcelén, en el norte de Quito. Es uno de los pocos que no se asentó en La Florida,  donde habitan cientos de cubanos. Muchos trabajan como guardias de seguridad informales en bares y condominios; otros tienen restaurantes y peluquerías, mientras que -según la Policía- también hay mujeres dedicadas a la prostitución en lujosos burdeles de esta ciudad.

“En el país también se encuentran 162 profesionales (principalmente médicos), 52 con contrato de trabajo indefinido, y 19 inversionistas”, según Eduardo Barrera, director de Extranjería del Ministerio de Gobierno. Todos tienen visa.   Por disposición del Ministro de Gobierno, Barrera impulsó en el Consejo Consultivo la implementación de un nuevo requisito para todos los foráneos que quieran  casarse: una visa de no inmigrante, que se aplica desde fines de marzo. Esta medida, según constató este Diario, ha frenado drásticamente los matrimonios acordados por dinero  en el Registro Civil de Quito y Guayaquil, principalmente.           
  
González, quien se desposó con una ecuatoriana hace seis meses,  reconoce que algunos de sus  coterráneos se casaron  para  naturalizarse y establecerse en Ecuador.   “Si   estoy en Cuba y una panameña me dice que nos casemos por USD 500  le digo venga, hagámoslo. Ese dinero no me lo va a dar el Estado”.

El casamiento es para los cubanos oro en polvo, pues les permite solicitar la naturalización como ecuatorianos.

“La Constitución establece que la o el cónyuge extranjero de un ecuatoriano puede optar inmediatamente por la nacionalidad con un pedido ante la Cancillería”, explica el embajador Leonardo Carrión, subsecretario (e)  de Servicios Consulares. “A la Cancillería no le queda más que analizar la documentación y  ver que sea legal, para emitir la declaratoria de nacionalidad”.
 
Eso, a su vez, les permite obtener un pasaporte para  viajar con facilidad entre Cuba y Ecuador y a otros países de la región. 

Entonces, desde el   2007   la Cancillería ha emitido 3 018 pasaportes a ecuatorianos de origen cubano.  Juan Pablo Valdivieso, director de Documentos de Viaje, asegura  que los trámites se ciñeron a lo que dispone la Ley.
 
Para González, las medidas adoptadas para frenar los matrimonios solo agravarán la situación.    “Con eso, empujan a los cubanos a buscar otros mecanismos ilegales para  naturalizarse”.         

Suplementos digitales