Redacción Cuenca
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Estaba molesto y angustiado. A cada instante se abría paso entre los grupos de perjudicados que se preguntaban cómo ocurrió el robo al Monte de Piedad del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social de Cuenca.
Juan Méndez, de 48 años, había empeñado 184 gramos de oro en esta entidad. Ayer, en la mañana, nadie le informó si sus joyas estaban en las dos bóvedas violentadas por los delincuentes y cómo le repondrán esa pérdida.
Seguridad inactiva
Ayer, agentes de la Policía Judicial, de Criminalística y el Fiscal, Iván Saquicela, recorrieron el edificio en busca de evidencias materiales y huellas en el proceso investigativo. Se cree que participaron unos 10 delincuentes.
El jefe del Comando de Policía del Azuay, Edmundo Merlo, se sorprendió al enterarse que no hubo ninguna seguridad activada en el feriado. No fue posible identificar a los malhechores.
Este robo de magnitud activó los cuestionamientos por el trabajo individual que hace el Consejo de Seguridad Ciudadana y la Policía. No hay un Plan Integral que defina el accionar de cada entidad.
El director del IESS en Cuenca, Ramiro Ordóñez, vía telefónica desde Quito, adelantó que se hará un inventario de los clientes y garantizó el pago de las prendas. Aquí dejé 184 gramos de oro que no me los encontré en el camino, es un trabajo de años, herencia de mi familia, sostuvo Méndez en tono enérgico.
El pasado 23 de marzo se habían cumplido seis meses del emprendamiento de sus alhajas (anillos, cadenas, pendiente, colgantes, pulseras, aretes). La entidad le prestó USD 720, a un valor de USD 6 el gramo, contó. “Una cantidad demasiado baja de acuerdo al valor real y sentimental”.
En la actualidad, el gramo de oro se tasa entre USD 30 y 42. La necesidad obligó a este ingeniero comercial a renovar el contrato por otros USD 700, sin pensar que en feriado de Semana Santa iba a perder este patrimonio. Ni siquiera se precisó el día del robo.
Pero ocurrió en pleno centro Histórico de Cuenca y fue un asalto planificado. Los delincuentes ingresaron por un edificio colindante donde funciona una agencia comercial de diario El Tiempo. De allí se subieron al tercer piso e hicieron un boquete para ingresar al Instituto Social.
Por las perforaciones, la ruptura de las cerraduras y las evidencias encontradas (martillos hidráulicos, suelda autógena…) algunos vecinos creen que el robo se perpetró en dos noches.
En la mañana de ayer, cuando los funcionarios ingresaron a las oficinas, constataron lo ocurrido. En el feriado no hubo guardias y tampoco funcionó el sistema de seguridad (alarmas y cámaras), reconoció el director del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social de Cuenca, Ramiro Ordóñez.
Además, en rueda de prensa, Ordóñez, adelantó que hay 3 000 perjudicados. Además, dijo que el monto inicial del robo es de USD 1,5 millones. Esa cifra se desprende de los préstamos que se hicieron. Se robaron todo lo que había en las dos bóvedas.
Hernán Ruiz, jefe de inversiones privativas del IESS, comunicó que si no se recuperan las prendas, se cubrirá a los afectados con el 130 % del avalúo por el que fue depositada la joya.
Miguel Toalongo, de 48 años, no lo podía creer. En la mañana, cuando se acercó a retirar sus prendas de oro se enteró del robo. El domingo se le cumplió el plazo y se disponía a recuperar los 59 gramos que había empeñado (anillos, pulseras, colgantes y aretes) por el cual recibió USD 450.
Aquí no hay un funcionario que responda por este atraco, dijo Toalongo. “Yo no acepto dinero, quiero que la Policía busque a los delincuentes para que recuperen nuestras joyas, interrumpió Vilma García, de 57 años, quien había empeñado unos 30 gramos.
La noticia del robo se extendió como pólvora en Cuenca. Algunos clientes hicieron un paréntesis a sus actividades diarias para constatar lo ocurrido y exigir una respuesta. En la sala del Monte de Piedad (segundo piso), el ruido de los presentes y los reclamos cada vez eran más fuertes.
Ayer, a diferencia del fin de semana, hubo unos 10 guardias de seguridad en el edificio que controlaban el paso de la gente.
Yolanda Simbaña (50) se enteró por una radio local del hecho. Contó que se obligó a dejar sus joyas (48 gramos) porque necesitaba dinero para la educación de sus hijos.
En la tarde la situación se volvió tensa en el Monte de Piedad y se redobló la seguridad. Los perjudicados exigían respuestas serias.