El fogón de la casa de los padres de Lourdes Tibán, asambleista y líder de Pachacutik, se encendió a las 05:00. Antes de que saliera el sol, una enorme olla de chocolate para unas 500 personas humeaba en un rincón de la cocina. La rutina en la comuna de Chirinche Bajo, parroquia de Mulalillo, donde Lourdes nació y creció, se alteró. Tibán decidió contraer matrimonio hoy, 14 de febrero.
Ella y Raúl Ilaquiche, con quien convive desde hace 15 años, organizaron una ceremonia indígeno- mestiza para formalizar su relación y bautizar a sus tres hijos.
A las 07:00, con un poco de neblina y un viento que obligaba a esconder las manos en los bolsillos, la novia, todavía en pantalón y camiseta, recorrió la vivienda para asegurarse de que las sillas de la sala estén listas, la estera en medio del patio -por donde ella cruzaría- tuviese pétalos rosados, y de que sus hijos estén vestidos.
Faltaban pocos minutos para que Raúl llegara a pedir su mano, cuando Tibán subió al segundo piso a colocarse el vestido que ella misma diseñó. Antes de ser política fue ayudante de albañilería, empleada doméstica y costurera. Hoy es doctora en Jurisprudencia, tiene un diplomado en Derechos Humanos y Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y es máster en Ciencias Sociales con Mención en Asuntos Indígenas, y en Economía con mención en Descentralización.
Rodeada de familiares se colocó el traje blanco mientras explicaba el significado de cada uno de los detalles. El bordado dorado y de color, por ejemplo, representa la unión entre el hombre y la mujer por ser un signo entrelazado.
Conseguir el vestido no fue sencillo. Tibán buscó por mas de dos meses una modista que quisiera personalizar el bordado pero no halló. Finalmente fue a Mil Colores, en el centro de Quito, compró tela blanca por la que pagó USD 9 el metro y acudió a su costurera de confianza. Se tardó tres días en adornar la tela con una máquina bordadora de una amiga. El traje le costó no mas de USD 100 incluidos los zapatos.
La puerta de la habitación se abrió y los fotógrafos ingresaron. Los flashes no pararon durante unos 10 minutos: de frente, de lado, sola, junto a sus tres hijos…
Los habitantes de la comunidad se reunieron en el patio. Cerca de 300 personas esperaban ver a la novia mientras los familiares repartieron el desayuno: dos plátanos, una naranja, un vaso de chocolate y un huevo cocinado.
El novio llegó junto con un grupo folclórico. Cuando Lourdes bajó todos la aplaudieron y levantando la voz hizo reír a los asistentes: “Ahorita no quiero saludar a nadie. El domingo en la lavada de olla nos vemos”.
Ángel Tibán, su hermano mayor, agradeció a los asistentes. Un pastor dio un mensaje bíblico y las bendiciones de los ancianos llegaron. Los padrinos y padres colocaron ponchos sobre los novios y los halagaron por ser ejemplo de esfuerzo y superación. Antes de partir hacia la iglesia, donde contraerían matrimonio católico, la banda de pueblo comenzó a tocar y durante unos 30 minutos hubo baile general. Chirinche Bajo estuvo de fiesta.